domingo, 20 de mayo de 2012

le eutanasia y la distanasia en la educacion


República bolivariana de Venezuela.
Ministerio del poder popular para la educación universitaria.
Universidad pedagógica experimental libertador.
Instituto pedagógico de Maturín.
Maturín, estado Monagas.


Ensayo.




La cuestión es más que personal.
La eutanasia y distanasia en la praxis docente.






Elaborado por:
Bchllr. González Mejías Eulises José.
V-20.18.844


Sección
Ética y Docencia.



Maturín, mayo de 2012.
            Es un poco ortodoxo aplicar conceptos tan polémicos a la praxis docente que aun así me sigue pareciendo todo un reto, pues, hacer relacionar la eutanasia y la distanasia a la praxis docente es algo descabellado. Sin embargo la idea es hacer contrastar estos conceptos de una manera analógica que haga resaltar como percibimos esta acción en la educación en una donde se ha ido matando paulatinamente el ser del docente, eutanasia, y por otro lado donde se realiza dicha práctica en su deber ser, distanasia, lo que hace suponer una esperanza en la práctica docente.      
            Antes de abordar de manera directa el eje de este ensayo deberíamos conocer que es la eutanasia y la distanasia y a medida que se va desarrollando este se puede ir abordando otros que guarden relación con estos. Tenemos entonces que la eutanasia es la acción o inacción hecha para evitar sufrimientos a personas próximas a su muerte, acelerándola ya sea a sabiendas de la persona o sin su aprobación. Se puede considerar también como el hecho de morir sin experimentar dolor; por otro lado está la distanasia que es etimológicamente lo contrario de la eutanasia, y consiste en retrasar el advenimiento de la muerte todo lo posible, por todos los medios, proporcionados o no, aunque no haya esperanza alguna de curación y eso signifique infringir al moribundo unos sufrimientos añadidos a los que ya padece, y que, obviamente no lograrán esquivar la muerte inevitable, sino sólo aplazarla unas horas o unos días en unas condiciones lamentables para el enfermo.
            La nueva práctica docente, en manos de los profesionales dedicados a la docencia, ha ido cayendo en un abismo sin fondo la cual sugiere una pérdida del ser docente y de actuar en consecuencia más que nada en un ambiente académico, si seguimos con esta premisa ¿a dónde vamos a llegar? ¿Cuál será el futuro de las nuevas generaciones?; la importancia de la función docente deriva de que tiene como meta la formación integral de las personas jóvenes como seres individuales y sociales. El desempeño de esta tarea conforma una de las profesiones más necesarias cuando un pueblo desea  configurar una sociedad justa, armónica y estable; y, la educación tiene por objeto lograr el máximo desarrollo de las facultades intelectuales, físicas y emocionales de las nuevas generaciones, y al propio tiempo permitirles adquirir los elementos esenciales de la cultura humana. Tiene por tanto una doble dimensión, individual y social, íntimamente entrelazadas, cuyo cultivo constituye la base de una vida satisfactoria y enriquecedora, según los estatutos del Consejo General de Colegios Oficiales de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias con sede en España. 
            Estamos, pues en presencia de una aplicación de la eutanasia por parte de nosotros mismos como docentes, o docentes en formación nos hacemos la vista gorda ante la problemática que acarrea en oleada esta cuestión de tabú, acertadamente en la definición de este concepto mencionaba que puede ser que el individuo pida que le apliquen la eutanasia o puede ser sin la aprobación del mismo dadas las condiciones pero ¿la educación nos está pidiendo a gritos una aplicación de la eutanasia? O ¿somos nosotros mismos que la aplicamos sin consulta previa? La respuesta reside curiosamente en nuestra propia vocación hacia la carrera.
            La forma en la que aplicamos la eutanasia consciente o inconscientemente  reside en como percibimos nuestra profesión docente entonces ¿la vemos como un empleo asalariado? ¿O como una recompensa en mi labor formadora? los criterios son diversos puesto que cada quien tiene sus propias convicciones aunque están no sean las que la sociedad requiera sin embargo forman parte de la misma sociedad.
            Deberíamos sin duda alguna abrir los ojos, empezar a respirar, destaparnos los oídos, educar nuestra lengua y lavarnos las manos para empezar a percibir la realidad con el tacto que nuestra profesión lo amerita, bajo ningún concepto la eutanasia debe preponderar sobre la praxis docente pues no seriamos docentes seriamos eutanasiologos por excelencia y conllevaríamos a la sociedad al caos volveríamos a la oscuridad del conocimiento, divagaríamos por el mundo cuan lo hace una roca en el espacio esperando causar algún acontecimiento.
            La manera más concreta en la somos eutanasiologos en la educación lo podemos percibir al ver los resultados negativos en la sociedad, y no es que la conducta o la forma de ser de los individuos sea nuestra culpa solo que podemos hacer algo para cambiarlo y sin embargo hacemos muy poco derivado de que existe un sistema que nos conlleva a ver la praxis docente como un mero empleo asalariado, entonces ¿Cómo hacerle frente a esa muralla que llamamos sistema que no nos permite desenvolvernos bien? Y es que solo se trata de un principio elemental yo puedo dar más de lo que puedo dar si me lo retribuyen bien o simplemente doy lo que aspiro que me den de lo contrario me decepciono. Estamos a otro nivel de eutanasia entonces donde y desde el sistema propiciamos esta práctica.
            Por otro lado puede existir la raíz de este problema en nuestras casas de formación docente en donde se le capacita muy poco en ese ramo o porque dejamos que ingresen individuos sin idea alguna de la vocación que lo ha convocado a nuestra morada. Entra en juego ahora otro elemento que es la ética la cual nos dictamina que todo individuo tiene el acceso a la educación pero ¿es realmente imperativo seguir a cabalidad esta premisa cuando en los institutos pedagógicos y otras casas de formación docente estamos formando pseudo-profesores eutanasiologos? ¿Esas son las personas que merecen el titulo de docente? Bueno al fin y al cabo el título no nos hace docente sino nuestra práctica ¿verdad?
            Hasta ahora hemos visto como es que aplicamos la eutanasia a la praxis docente en oleadas y de generación en generación y aun así nos llenamos con un título que nos sirve de nada.
            Para el caso de los que se hacen la vista gorda se aplica el concepto de ortotanasia que consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios desproporcionados y extraordinarios. Se ha sustituido en la terminología práctica por muerte digna, para centrar el concepto en la condición (dignidad) del enfermo terminal y no en la voluntad de morir, apliquemos esto también de forma analógica a la práctica docente entonces ya no seriamos eutanasiologos sino ortotanasiologos en donde somos participe de la muerte del sentido de ser docente y no hacemos nada no aplicamos ningún esfuerzo para salvar nuestra moral y nos embarcamos en un bote a remos pero este no los tiene y navegamos hacia donde el mar quiera llevarnos.
                En caso contrario para las analogías previas podemos aplicar la distanasia que en concepto es lo contrario a la eutanasia pero igual conlleva  a la muerte del individuo solo que se busca alargarla por los medios que sean posibles. En este sentido la praxis docente está destinada a perecer pero que sea cuando la humanidad desaparezca de la faz de la tierra podemos alargarle la vida hasta el día del juicio final pero en el recorrido podemos hacerla mejor, teniendo la convicción, la vocación, el espíritu, las ganas, la moral y una ética que nos ampare y porque no adoptando el código deontológico de la profesión docente que no convoca a la entrega y participación intrínseca con los factores que hacen vida en una comunidad educativa tal como lo rezan sus estatutos en cuanto a “compromisos y deberes en relación con el alumnado, compromisos y deberes en relación con las familias y los tutores del alumnado, compromisos y deberes en relación con la institución educativa, compromisos y deberes en relación con los compañeros, compromisos y deberes en relación con la profesión y compromisos y deberes en relación con la sociedad”. Consejo General de Colegios Oficiales de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias,  (2010).
            Ya lo decía el maestro Paulo Freire Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho.  Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado, y entra en juego el verdadero ser del docente que el ser pedagogo y especialmente toca a los que nos estamos formando en institutos pedagógicos y los egresados de los mismos que están ejerciendo la carrera.
            No existe una formula matemática que nos indique como ser para hacer pero si tenemos la vocación encontraremos las respuesta sin necesidad de recurrir a la práctica de la eutanasia, ortotanasia pero si de la distanasia ya que algún día hemos de partir pero cuenta el legado, lo que dejemos; pues, la cuestión es más que personal no soy yo nada solamente, no son los 40 jóvenes que un día tendré en frente, ni tampoco los que tendré al pasar 10 años, la cuestión es más que personal porque detrás de nosotros vienen muchos más y la carrera es larga y por lo larga que es necesitamos relevo.

 

 

 

 





viernes, 27 de abril de 2012